Elin Kleopatra Danielson-Gambogi (1861-1919) es una de las pintoras más destacadas de Finlandia, conocida por su estilo realista y su capacidad para capturar la vida cotidiana, los paisajes y la profundidad emocional de sus retratos. Su trayectoria artística, marcada por la transición entre Finlandia e Italia, la consolida como una pionera en el arte femenino de su época.
Su aportación al arte europeo bien merece ocupar un lugar destacado entre los artistas más importantes, pero nuevamente no ha sido así. Por ello, desde aquí le dedicamos este pequeño homenaje dentro de nuestro pequeño espacio “Mujeres silenciadas”.
¿Quién fue Elin Danielson-Gambogi?
Elin Danielson nació en Noormarkku (Finlandia) en 1861. Desde muy joven mostró su interés y talento por el arte. Elin tenía 10 años cuando su padre se suicidó, arrastrado por los problemas para mantener económicamente la granja de la familia. Su madre Rosa Amalia Gestrin, con la ayuda familiar, animó a Elin a que, con quince años, iniciara sus estudios artísticos y la alentó para que se matriculara en la Escuela de Dibujo de la Sociedad de Arte Finlandesa de Helsinki.
Allí se formaría en las técnicas tradicionales como el dibujo y la pintura, así como la pintura sobre porcelana, formación que le permitiría realizar trabajos para mantenerse.
En 1880 Elin Danielson obtuvo el diploma de maestra tras haber estudiado en la escuela de Adolf von Becker, y participado en sus clases.
En 1883, el Senado Finlandés, que otorgaba ayudas a estudiantes con talento para que prosiguieran sus estudios en el extranjero, le otorgó una beca para que siguiera sus estudios en la Académie Colarossi de Paris. Una prestigiosa escuela privada y con un enfoque progresista, que a diferencia de la École des Beaux-Arts, se manifestaba abierta a admitir mujeres entre sus alumnos.
Elin Danielson permaneció en la Académie Colarossi hasta 1885. Durante estos años perfeccionó su técnica y absorbió las corrientes predominantes de la época, como fueron el Impresionismo y en especial el Realismo francés, movimiento que tuvo su auge entre 1840 y 1880.
Todo ello fue vital para su desarrollo artístico y madurez de estilo.
En los años siguientes Elin Danielson repartió su tiempo entre Francia y Finlandia. Fue en su país natal donde empezó a ejercitar su pintura al aire libre tras entrar en contacto con la colonia de artistas Önningeby (1886-1892), grupo de artistas básicamente mujeres, y de origen finlandés y sueco . Una escuela similar al grupo Skägen de Dinamarca, o la Worpswede de Alemania. Junto a estos artistas y bajo la dirección de Victor Westerholm ejercitaria su pintura “a plain air”.
En1886, obtuvo otra beca del Senado Finlandés, lo que le permitió continuar sus estudios artísticos, esta vez en Italia. Allí se instaló primero en Florencia y luego en otras poblaciones italianas como Antignano, donde consolidó su estilo y conoció a su futuro esposo, el pintor italiano Raffaello Gambogi, con el que se casó en 1898, residiendo en el pueblo costero italiano de Antignano.
Aunque ambos eran pintores, sus carreras siguieron trayectorias independientes. Sin embargo, compartieron un interés mutuo por retratar escenas de la vida cotidiana y paisajes en sus respectivas obras, así como algunas de las exposiciones que realizaron.
Elin tuvo que enfrentarse a diversos desafíos personales ya que la relación con su esposo, trece años más joven que ella y con algunos problemas mentales, no siempre fue fácil.
No obstante, nunca dejó de pintar y explorar nuevas técnicas y temáticas en sus obras.
Aunque ya nunca dejó de vivir en Italia, se mantuvo en contacto con su país, al que envió obras para diversas exposiciones.
Falleció a los 58 años el 31 de diciembre de 1919 a causa de una neumonía en Antignano, dejando un legado importante que refleja la fusión de sus raíces nórdicas con la influencia mediterránea.
El estilo artístico de la obra de Elin Danielson-Gambogi
La formación académica que recibió en sus primeros años influyó en una técnica precisa y meticulosa en sus obras de carácter realista y detallado.
Con el paso de los años y a medida que su carrera iba avanzando fue desarrollando un estilo más suelto y dinámico, con una pincelada más visible y un uso del color más libre, todo ello más propio de los impresionistas.
Tras mudarse a Italia sus obras comenzaron a manifestar una clara influencia de la luz cálida del Mediterráneo, siendo sus obras más luminosas y mostrando una sensibilidad especial para reflejar la atmósfera y la luz ambiental.
Sus composiciones son equilibradas, ya sea en paisajes o en interiores, consigue que el espectador dirija su mirada hacia lo que le interesa realmente.
En sus retratos Elin Danielson consiguió transmitir emociones reales a través de la mirada y las expresiones de los rostros, captando la personalidad de los sujetos retratados.
Danielson a menudo pintaba interiores en los que se respiraba una atmósfera tranquila que reflejaba la vida cálida del hogar, este es el caso de una de sus obras más conocida, “Después del desayuno” (1890), una escena doméstica y un tanto melancólica, donde destaca la luz suave y natural que ilumina la composición. Una obra que define perfectamente su etapa realista.
A pesar de los desafíos a los que tuvo que enfrentarse en su época por el hecho de ser una mujer, Elin destacó en exposiciones internacionales tan prestigiosas como París, Helsinki y Venecia.
Elin Danielson no solo dejó un legado de pinturas excepcionales, sino que rompió barreras para las mujeres de posteriores generaciones. Su obra, que combina realismo y una profunda comprensión de la naturaleza humana, es un legado y testimonio de su talento y visión artística, que sigue inspirando a nuevas generaciones por su autenticidad y sensibilidad.
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