"Los cuadros fueron pintados directamente a través de mí, sin ningún dibujo previo y con mucha fuerza. No tenía idea de lo que suponía que representaban las pinturas; sin embargo, trabajé con rapidez y seguridad, sin cambiar una sola pincelada".
Hilma af Klint
Así describía Hilma af Klint la creación artística de su obra principal, sus pinturas para el templo, creadas entre 1906 y 1915,
Hilma af Klint y el Arte Abstracto
Hasta finales del S.XIX el arte representativo, entendido como la necesidad humana de identificar, entender y reconocer el objeto plasmado por el artista en su obra, era algo totalmente asumido. No obstante, a comienzos del S.XX se empieza a hacer evidente un cierto desgaste o cansancio del uso tradicional del objeto representado, surgiendo así nuevas formas de entender el arte y con ello la aparición, entre otros, del Arte Abstracto.
El artista tendrá una visión más amplia y subjetiva a la hora de plasmar una obra de arte, prescindiendo de representar los objetos de forma reconocible y dando protagonismo a la línea, el punto, el color, el plano y la geometría, recayendo el objetivo en la apreciación de la dimensión estética de la obra como el valor en sí misma, y excluyendo la temática.
Cuando hablamos de la Abstracción solemos referirnos a Vasily Kandinsky como el punto de partida de ese movimiento artístico, y concretamente tras la aparición, el 1910, de su obra “1ª acuarela abstracta”.
Sin embargo, pocas personas saben que hubo una mujer cuya obra quedó sumida en la oscuridad, y que ya antes del 1910 había realizado obras en las que la Abstracción era ya una realidad, pero que no se atrevió mostrarlas al público por estar totalmente convencida de que su arte no sería comprendido tomando la decisión de esconderlas en su estudio durante décadas.
Ella fue Hilma Af Klint.
¿QUIÉN FUE HILMA AF KLINT?
Hilma Af Klint nació el 26 de octubre de 1862 en el Palacio de Karlberg de Estocolmo. Fue la cuarta de 5 hijos perteneciente a una familia acomodada de oficiales navales.
En 1880 inició sus estudios artísticos en la Escuela Tecnológica de Estocolmo y dos años más tarde ingresó en la Real Academia de Bellas Artes.
Su interés por el espiritismo, que tanto tuvo que ver con su arte, se había iniciado en 1879, asistiendo a sesiones espiritistas, y se hizo más patente cuando un año más tarde fallecería su hermana pequeña.
Unos años después Klint entraría a formar parte de La Logia Sueca de la Sociedad Teosófica.
Hilma se reunía periódicamente con Anna Cassel, Cornelia Cederberg, Sigrid Hedman y Mathilda Nilsson para explorar las dimensiones espirituales, un grupo que se hicieron llamar “Las cinco”, y que a partir de 1892 iniciaron una serie de cuadernos donde plasmaban las experiencias de esos encuentros. Los mensajes de los espíritus, sus vivencias durante sus reuniones y los dibujos y escrituras automáticas que allí realizaban quedaban documentados en esas libretas.
EL ARTE DE HILMA AF KLINT
Hilma Af Klint fue una pionera del arte que se alejó de la realidad visible, nunca se adscribió a ninguno de los movimientos vanguardistas de su época, no obstante, se adelantó a ella creando un arte que resultaba incomprensible a sus contemporáneos y que supuso una aproximación al arte abstracto con un enfoque diferente, basado en el espiritismo, la teosofía y la antroposofía de Rudolf Steiner, líder de la Sociedad Alemana de Teosofía.
Un arte que resulta aún más sorprendente si tenemos en cuenta su alejamiento geográfico de los grandes núcleos donde se fraguaban las vanguardias europeas y de su condición femenina.
El arte de Klint se caracterizaba por una combinación de espiritualidad, misticismo y un profundo interés en lo metafísico. Su obra estuvo influenciada por sus creencias en la teosofía, un movimiento espiritual que buscaba la comprensión directa de lo divino y la exploración de la espiritualidad a través de la experiencia personal.
Los avances científicos de la época, como los Rayos X; las ondas electromagnéticas o la radioactividad, incitaron a muchas personas en el siglo XIX y principios del XX a buscar respuestas más allá del mundo terrenal y visible.
Buscando una verdad más universal y alejándose de los dogmas propios de la Iglesia, Klint dedicó gran parte de su obra a la transcripción de mensajes espirituales guiada por seres superiores con los que contactaba en sus reuniones de espiritismo.
Una de las características más notables de la obra de Hilma af Klint es su uso de colores vibrantes y formas geométricas. Creó pinturas y dibujos que representaban símbolos, formas y figuras abstractas, inspiradas en visiones y experiencias espirituales. Sus cuadros a menudo incorporaban espirales, círculos y líneas, elementos que reflejaban sus creencias en la conexión entre lo espiritual y lo terrenal. Figuras que tenían una simbología y significados claros, como la espiral, el caracol, la paloma o el lirio, entre otros.
A partir de 1906 y hasta 1915, Hilma Af Klint, y en paralelo con sus obras naturalistas, inicia su obra secreta con el encargo de una serie de obras conocidas como “Los cuadros para el Templo” que comprenderán varias series y grupos de pinturas diferentes sobre diversos temas, y que le fue encargado por uno de sus guías, Amaliel.
Una de sus series más ambiciosas fue la de “Los diez más grandes”, realizada en 1907. Una serie abstracta y monumental basada en la vida humana, representando el paso de la niñez hasta la vejez.
EL LEGADO DE SU OBRA
Su creación artística tuvo dos grandes vertientes, de un lado sus obras secretas inspiradas en el espiritismo y de otro lado el arte que le valió su sustento, con obras más convencionales ligadas al retrato y al paisaje, obras naturalistas que aparecieron en más de treinta exposiciones diferentes a lo largo de su vida.
Si bien las segundas la acompañaron en su carrera artística durante su vida, las obras guiadas por la inspiración de los espíritus no verían la luz hasta 1986 en la exposición “Lo espiritual en el arte: pintura abstracta 1890–1985”, curada por Maurice Tuchman, en LACMA en Los Ángeles, EE. UU.
Tras su muerte en 1944, a los 81 años, su legado pasó a su sobrino, Erik Af Klint. Un conjunto de bienes integrado por 1000 obras y poco mas de 125 cuadernos que constituían la síntesis de su obra más valorada.
Sin embargo, Klint dejó escrito en su testamento que sus obras secretas no deberían ser expuestas al público hasta 20 años después de su muerte, ya que no consideraba que sus coetáneos pudieran comprender y aceptar su arte.
No fue hasta 1972 que se iniciaron los estudios de su obra gracias a la Fundación para la obra de Hilma Af Klint, y a partir de ese momento las exposiciones para dar a conocer la inmensa riqueza de su legado se han venido sucediendo por todo el mundo, así como publicaciones y una película en su honor “Hilma” en 2022.
La obra de Klint por fortuna ya no es un secreto, sus composiciones llenas de vida y color forman parte del patrimonio artístico de nuestro tiempo y conviene que no olvidemos que fue una mujer la pionera del Arte Abstracto.
Barbara Morton dice
This article is full of editorial editors and reads as stiffly as a board. For example it continuously refers to Klint as ‘he’. Was it written by AI? If so, shouldn’t it be identified as such?
Lourdes Fané dice
Hi Barbara, I’m so sorry that you think this about my article. Any article of my website has been made by AI, of course !!. All my articles are in spanish, maybe you can have this opinion when google translate it. It’s a shame that you think this, perhaps you should go deeper into your comments before making them.