
“Marea baja en Etaples” Eugène Boudin (1886)
Eugène Boudin llegó al mundo en la localidad normanda de Honfleur el 12 de Julio de 1824. El ser hijo de un marino hizo que desde su nacimiento estuviera vinculado con el mar y su entorno, de hecho a la edad de 10 años su padre lo convirtió en grumete de la embarcación que capitaneaba.
Sin embargo, este no era su destino y muy pronto se trasladó a la cercana localidad de Le Havre para entrar a trabajar con un impresor y posteriormente abrir su propia tienda de enmarcado de cuadros. Fue este un momento decisivo en su vida ya que entró en contacto con pintores destacados como Theodule-Augustin Ribot, Eugène Isabey, o el mismo Jean-François Millet que le animó a viajar a Paris para aprender a pintar, ya que desde hacía un tiempo Boudin se dedicaba a copiar a los maestros flamencos y venecianos.
Así pues, en el año 1847 se trasladó a Paris entrando en contacto con algunos de pintores de la Escuela de Barbizón, un grupo de artistas cuyo interés radicaba en la pintura de paisaje tomada del natural. Boudin rápidamente quedó fascinado por las obras de este grupo y en especial de las pinturas de Jean-Baptiste Camille Corot, un artista cuya gran reputación ya estaba totalmente consolidada en ese momento, un pintor de paisajes en absoluto academicista y defensor de la pintura “a plain air”, es decir, obras ejecutadas directamente al aire libre.

“Ville d’Avray” Camille Corot (1873)
Tras unos años en Paris, Boudin sintió la necesidad de retomar el contacto con su Normandía y la Bretaña, y finalmente en el año 1855 regresó para enfrentarse a su gran pasión, pintar el mar y entregarse a la fascinación que sentía por el estudio de los efectos lumínicos.

“Nubes blancas, cielo azul” Eugène Boudin (1859)
En aquel momento la localidad de Deauville (Baja Normandia), no muy lejos de Honfleur su localidad natal, se había convertido en una zona de veraneo para aristócratas, un lugar con diversos balnearios, lujosas villas, Casino e Hipódromo. Ello le dio motivo para realizar multitud de obras de carácter amable que supusieron el testimonio de una nueva forma de vida y de una época donde empezaba a estar de moda tomar baños en el mar.

“La playa de Villerville” Eugène Boudin (1864)

“Escena en la playa” Eugène Boudin (1862)

“En la playa de Trouville” Eugène Boudin (1887)
No obstante este tipo de obras, aunque tuvieron muy buena acogida, se apartaban en mucho del tipo de paisaje que podría llevarle en aquel momento al reconocimiento por parte de la élite artística, y Boudin decidió emprender diversos viajes a través de Bélgica, Burdeos, Holanda y Venecia, en una inquieta búsqueda de los efectos de la luz que dieran dinamismo a sus obras.

“Vista del puerto de Treuville” Eugène Boudin (1888-95)
El cielo fue su gran aliado, de ahí que se le conociera como “El Rey de los cielos”, captando siempre en sus paisajes sus infinitos matices, siempre del natural, “a plein air”, desafiando las inclemencias del tiempo ó la salud ya que esa era su forma de captar la Naturaleza:
“Tres pinceladas al aire libre, en la naturaleza, son mejores que dos días de trabajo en el caballete” (Eugène Boudin).
Así le vio y pintó el artista coetáneo Henri Michel-Levy, absorto en su trabajo, rodeado de la Naturaleza y pintando “a plain air”, tal y como él entendía que debía ser plasmada la obra de arte.

“El pintor Eugène Boudin pintando animales en la pradera de Deauville” Henri Michel-Levy (1880)
A partir de 1870, Boudin se dedicaría plenamente a investigar el paisaje, lo analizaba una y otra vez, desde diferentes momentos del día ó estaciones del año, creando series de un mismo paisaje, algo que años más tarde su gran amigo Claude Monet adoptaría en sus “pinturas de la Catedral de Rouen” (1892-1894). Su estilo poco academicista, hizo que en el 1874 participara en la primera exposición de los Impresionistas en el Boulevard des Capucines, aunque ya no volvería a exponer en este Salón ninguna otra vez.

“Le chemin de la Corderie” Eugène Boudin (1878)
Boudin nunca abandonó la búsqueda incansable de la luz en sus paisajes y cielos, el anhelo de elevar sus obras a un nivel superior le acompañó hasta que la muerte le sorprendió contemplando los cielos de Deauville.
Boudin y el Impresionismo.
Hablar de Boudin implica inevitablemente hacerlo de los Impresionistas y de un artista en cuya trayectoria mucho tuvo que ver Boudin, me refiero a Claude Monet (1840-1926).
Eugène Boudin y Claude Monet se conocieron en el año 1858. Monet contaba tan sólo 18 años y Boudin le animó a que dejara las caricaturas y se dedicara a pintar paisajes al aire libre, inculcándole el amor por los tonos brillantes, la luz y la Naturaleza.

“Camino entre campo de amapolas, Saint Martin” Claude Monet (1880)
Monet recordaba así el primer consejo que recibió de Boudin:
«Estudie, aprenda a ver y a pintar, dibuje, haga paisajes. Es tan bello el mar y los cielos, los animales, la gente y los árboles, tal como los hizo la naturaleza, con su carácter, su verdadera manera de ser, en la luz, en el aire, tal como son».
Si bien Claude Monet fue el padre de los impresionistas, no es extraño que a Eugène Boudin se le haya llamado uno de los precursores de este movimiento, ya que supo anticiparse a la sensibilidad de estos artistas y tuvo una importante repercusión en la obra del que sería uno de los pintores más importantes de la Historia, Claude Monet. Por ello no es extraño que al final de su vida, Monet escribiera una frase que lo resumiría todo: “Se lo debo todo a Boudin”.

“Venise, La Salute, La Douane et le debut du Grand Canal” Eugène Boudin (1895)
Aquellos que tuvieron la gran suerte de asistir al nacimiento del que sería uno de los movimientos más aclamados en la Historia del Arte, el Impresionismo, ya supieron ver y reconocer la importancia que supuso la obra de Boudin en aquellos increíbles artistas, y así lo manifestaron algunos:
“Boudin es, junto con Corot y Jongkind, uno de los inmediatos precursores del Impresionismo. Nos enseña que el blanco impenetrable no existe, y que el aire es transparente” Gustave Geffroy, crítico de arte, 1883
Por suerte estos días en el Museo Nacional Thyssen Bornemisza de Madrid, se puede contemplar, hasta el 30 de Setiembre, la Exposición “Monet/Boudin” , donde podrás descubrir mucho más acerca de la relación que hubo entre estos dos grandes artistas y lo que su obra supuso para los Impresionistas.
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