En el año 1900 en París, los viajeros que llegaban a la Estación ferroviaria se encontraron con un edificio totalmente renovado y moderno, un edificio monumental, a modo de palacio, en el que se alzaba la gran Torre del Reloj a 64 metros de altura, todo ello acorde con lo que se esperaba de unos viajeros que llegaban entusiasmados para visitar la Gran Exposición Universal que ese mismo año se celebraba en Paris.
Pero un edificio de tales dimensiones y espectacularidad, bien debía estar dotado de un gran salón, y éste se concibió en el primer piso del edificio, dándole la utilidad de Restaurante y siendo inaugurado un año más tarde, el 1901, por el mismo Presidente de la República.
Como si del salón de un gran Palacio se tratase, su decoración fue realizada para acoger a la clientela más refinada de Paris. Dorados, esculturas, molduras, tapizados, lámparas de cristal y pinturas a modo de frescos recubrían los muros del Restaurante.
Un total de 41 pinturas fueron realizadas por célebres pintores del momento, todas ellas ilustrando vistas y paisajes de las principales ciudades por las que los trenes de la Compañía PLM circulaban: Paris, Lyon, Marsella, Orange o el mismo Mont Blanc, formaban el escenario que contemplaban los clientes del Restaurante, junto con retratos de personalidades del momento.
En el año 1963 el Restaurante se rebautizó con el nombre “Le train Bleu”, en honor del mítico “Paris-Ventimiglia”, legendario tren con destino a la Costa Azul. Y pocos años más tarde fue considerado Monumento Histórico en Francia
Le train Bleu , ha llegado a nuestros días fiel a lo que fue, y sigue conservando el sabor y el esplendor de una época que todos rememoramos, el Paris de la Belle Époque. Uno puede imaginarse a los que fueron sus clientes en aquel momento, Coco Chanel, Salvador Dalí, Jean Cocteau y muchos otros más, disfrutando de tertulias sentados alrededor de una mesa del gran salón.
Es mucho más que un buen restaurante, es el escenario ideal para trasladarte a otra época, para evocar con cierta nostalgia un Paris de artistas, bohemios y aristócratas, mientras te deleitas comiendo y observando un increíble y autentico escenario, repleto de lujo y buen gusto, a la manera de una época en que Paris era el centro de la Cultura y el refinamiento.
Deja una respuesta