El pasado día 2 de Julio el yacimiento de Madinat al-Zahra pasó a formar parte del listado del Patrimonio Mundial de la Unesco, y en Manifiesto de Arte este hecho no podría pasar desapercibido.
Para España, y en especial Córdoba, es un gran acontecimiento, pero además conviene remarcar la importancia de este centro histórico por ser la única ciudad que se conserva construida desde cero y que ofrece testimonio de cómo fue la civilización islámica en Europa. Una labor de recuperación que se inició en el año 1911, en la que han intervenido multitud de historiadores y arqueólogos hasta nuestros días, ofreciéndonos la posibilidad de comprender una época pasada superando el paso del tiempo.
Breve historia de Madinat al-Zahra
La historia de Medina Azahara (nombre castellanizado de Madinat al-Zahra) arranca en el siglo X, concretamente bajo el Califato de los Omeyas (912-1031), probablemente la época más esplendorosa de todo el Al-Andalus.
En aquel momento era el Califa Abd al-Rahman III el que gobernaba el califato desde la ciudad de Córdoba.
En el segundo cuarto del siglo X decidió construir “La ciudad brillante” (traducción de Madinat al-Zahra) en un paraje privilegiado, sobre uno de los territorios más fértiles del Al-Andalus y a escasos kilómetros, tan sólo ocho, de Córdoba. En aquella época el hecho de que un Califa ordenase construir un nuevo núcleo urbano próximo a una antigua ciudad, era algo bastante habitual.
A lo largo del tiempo se han formulado leyendas en relación a los motivos que llevaron al Califa a construir esta urbe, y la más mencionada de todas ellas es la relacionas con una historia de amor que al parecer mantuvo el Califa con una esclava de su harén, “Azahara” para la que mandó construir la hermosa ciudad.
Al margen de leyendas, lo cierto es que el motivo que llevó al Califa a tomar la decisión de construir Medina Azahara es algo que no sabremos con exactitud, sin embargo, los estudios realizados a lo largo del tiempo apuntan a que tras la desmoralización que sufrió Abd al-Rahman III por la derrota frente al Rey astur-leonés Ramiro III, en la batalla de Simancas en el año 939, le llevó a tomar la decisión de construir Medina Azahara y así distraer su mente con nuevos propósitos y objetivos.
El conjunto arquitectónico tenía forma rectangular y se asentaba sobre tres terrazas dispuestas de forma escalonada. En la superior se encontraba el Palacio y otras dependencias de carácter civil y militar. En la intermedia había jardines y un huerto, y la tercera terraza estaba destinada al pueblo, era propiamente la ciudad.
Las dimensiones de esta nueva ciudad eran de unas 112 hectáreas, con una gruesa muralla perimetral de 2’60 m. de ancho que la defendía, así como torres cuadrangulares en los ángulos más salientes. Todo ello intramuros, aunque fuera de ella, al parecer existieron pequeñas edificaciones con finalidades defensivas.
Se tardaron aproximadamente 40 años en finalizar la construcción y fue punto de encuentro de embajadas procedentes del mundo cristiano que visitaban el califato y admiraban la riqueza, poder y grandeza de sus dominios.
Con estas palabras escritas por Abderramán III podemos hacernos una ligera idea del lujo y grandeza del conjunto arquitectónico:
“Hemos finalizado el salón del trono, ahora todo el conjunto es tan inmenso y complejo como Samarra, el palacio de los Abásidas.
Y ahora me corresponde a mi a pagar a los maestros canteros, los talleres de tejidos, los orfebres de oro y los broncistas que está forjando las nuevas fuentes de Medina Azahara”. (fragmento de las memorias de Adderramán III).
La ciudad palatina vivió su esplendor hasta la muerte de Al-Hakam (hijo de Abd al-Rahman III) en el 976. A partir de ese momento empezó a perder protagonismo hasta ser utilizada por los bereberes como cuartel general en sus ataques a Córdoba, y en el 1013 abandonaron y quemaron Medina Azahara tras la toma definitiva de la ciudad de Córdoba.
A partir de ese momento el declive, abandono y posterior saqueo para utilizar las piedras de la ciudad en beneficio de la construcción de edificaciones nuevas colindantes, sería el destino irremediable de “La ciudad brillante”.
No será hasta mediados del siglo XIX que se recuperará la memoria de esta mítica ciudad, gracias al interés que surgió por traducir los escritos del historiador argelino-árabe al-Maqqai (1578-1632), cuyas investigaciones sobre la historia del al-Andalus abrieron luz de su existencia y de la grandeza y evolución de Medina Azahara.
Devolverle la dignidad merecida a esta ciudad, ha sido tarea ardua y laboriosa. Iniciada el 1911 pero con numerosos abandonos para finalmente el 1985 reanudarse y esta vez sin detenerse hasta conseguir que se convierta en uno de los centros arquelógicos más interesantes de visitar del mundo.
Así pues, el reciente nombramiento de Madinat al-Zahra como Patrimonio Mundial de la Unesco, es un justo reconocimiento a su valor histórico y al esfuerzo de tanta gente por rescatar esta joya del olvido de un tiempo pasado que forma parte de la cultura y la historia de nuestro país y que es ya un referente universal. Nos felicitamos todos por ello !!!
Para visitar el conjunto arqueológico o saber más de él este es el enlace.
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