Victor Vasarely nació en Hungría en el año 1906. Pronto se convertiría en uno de los artistas más populares de los años 60, gracias a la socialización del arte, una de sus principales aspiraciones.
Los estudios de Medicina, que inició en Budapest y que posteriormente abandonó, probablemente dieron ese enfoque casi científico a sus obras. Vasarely se inició en el mundo artístico como diseñador gráfico y artista figurativo, y poco a poco iría evolucionando hasta que sus trabajos darían lugar a un movimiento artístico llamado “Op art” (Arte Óptico), un tipo de arte que se sirve de las ilusiones ópticas y del que se considera a Victor Vasarely su principal exponente.
Su arte se fue encaminando hacia la abstracción para abandonar definitivamente la figuración en el año 1948. A partir de ese momento sus obras se encaminaron a planteamientos ópticos basados siempre en la observación de lo que le rodeaba.
Es la visión casi de un científico que descompone la realidad dando una imagen ilusoria que engaña nuestro ojo. Ilusión de movimiento, perspectivas opuestas y relaciones binarias que en sus primeros años serían mediante la utilización del blanco y el negro, y que más tarde, a partir del 1960, incorporaría el color como una de las características más atrayentes de sus obras.
Falsos volúmenes y perspectivas, obtenidos con gradaciones de color, nos muestran imágenes en las que parece que podamos sumergirnos.
Su intención era superar las limitaciones de un plano pictórico, introduciendo la escultura, el movimiento y el tiempo para conseguir una obra viva con la que el espectador interactuaba. Un plan realmente ambicioso, para el que se sirvió de la sistematización y serialización de la línea y de las formas geométricas. Juegos de luces y sombras por medio de gradaciones de color, que daban como resultado unas formas atractivas para los ojos del espectador.
La democratización del arte.
Vasarely fue uno de los artistas que intentó socializar el arte, que éste pasara de las manos de una élite a las del pueblo llano. Para él el artista debía tener un rol social.
Se sirvió de la serigrafía para la multiplicación de obras originales y así democratizar el arte, haciéndolo accesible a más gente. La idea de una pieza de arte única no era suficiente para Vasarely, y utilizó la reproducción seriada para propagar sus obras, llegando así a penetrar en las conciencias de los ciudadanos de diferentes extractos sociales.
Y lo consiguió, el “Op Art” irrumpió con fuerza entre los años 60 y 70, una locura que lo inundaría absolutamente todo. La abstracción geométrica, la física, la teoría cuántica y logaritmos, pasarían a formar parte de camisetas, bolsos y multitud de reproducciones baratas en las paredes de casas, oficinas y lugares públicos, inundando y saturando el arte visual más mundano.
Vasarely fue al Op lo que había sido Warhol al Pop.
Si bien es cierto que en los últimos años, quizá debido a esa saturación, su nombre había caído en el olvido, de nuevo vuelve a estar en los círculos más elevados de la cultura actual. Quizá por esa tendencia que existe en este momento en retomar todo aquello que tenga que ver con los años 60, volvemos a tener a Victor Vasarely muy presente, y más cuando Instituciones tan importantes dentro del panorama museístico como es el Museo Thyssen,-Bornemisza de Madrid, le han dedicado una exposición “Victor Vasarely. El nacimiento del Op Art”.
Celebremos de nuevo tenerlo entre nosotros y dejémonos engullir por esas formas psicodélicas y galácticas de sus obras.
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